Cuando llegué a Bs As, fui seducida por los garajes y sus espacios alucinantes. También la cantidad de garajes me sorprendió. Hay tantos garajes que yo me pregunté cómo es posible que haya tantos coches que arreglar o que estacionar.

 
Hace tiempo que sueño con vivir en un garaje con una pequeña habitación y un gran taller. Pero me dí cuenta que generalmente en un garaje no hay ventana y que no quiero vivir con la luz de neón.

Me interesa también las playas de estacionamiento a aire libre con las (lindas y a veces usadas) redes tensas para la sombra pero eso es otra noticia.

En uno de esos garajes, sobre Juan de Garay a la altura del 4000 más o menos, entré y descubrí en el fundo una pared gigante de pequeños cuadrados de vidrio. Pedí el permiso para sacar fotos.

Después, se me ocurió la idea de invitarse a trabajar con esta pared de vidrio. Proponer al dueño una intervención artística adentro de su garaje. Una intervención que el dueño no va a pelear porque consiste en cambiar los cristales rotos y algunos más para poner nuevos cristales de colores elegidos.

Pensé en los proyectos y realizaciones de los constructivistas (rusos). Artistas que querían meter sus obras por museos como por lugares de la vida cotidiana tales como salas de fiestas.

El año pasado  nunca pinté, pero como una niña, en Buenos Aires me compré mi primer kit de acuarela. Cuando terminé de dibujar la arquitectura de la fachada de la pared de vidrio lo que me faltaba hacer era  poner los colores.

El boceto se llama Proyecto para una catedral de BsAs, como si este garaje o los garajes de BsAs de manera general fuesen lugares de culto. Como si los apóstoles fuesen los dueños de los garajes de la ciudad.

Al final, es una obra, un monumento escondido que va a invitar el publico a visitar un lugar ya tan maravilloso.
Séverine Hubard

Imágenes

- Acuarela
- Bocetos en el escritorio
- Boceto lápiz


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